La competencia cultural describe la habilidad de una persona u organización para interactuar
efectivamente con personas de diferentes culturas. También significa el respetar y responder a las
creencias en torno a la salud, a los valores, a las prácticas, y a las necesidades culturales y
linguísticas de diversos grupos poblacionales.
La competencia cultural es el punto de entrada para la colaboración efectiva. Con ella, estamos
más receptivos a las necesidades, fortalezas, y experiencias de otros. Podemos entender mejor el
uso de substancias en su comunidad. Podemos comprender mejor los factores culturales que
podrían proteger del uso de substancias. Y podemos comenzar a crear un ambiente de
colaboración que apoye la vinculación genuina y significativa y que con toda probabilidad produzca
acercamientos de prevención efectivos y reduzca las disparidades arraigadas.